La Buena Barra Polanco: una cantina inolvidable

En la Buena Barra Polanco el comensal encontrará un amplio y sofisticado menú de carnes, aves y mariscos que podrá maridar con una grandiosa selección de cocteles y vinos. Todo preparado y servido con los más altos estándares de calidad y buen servicio.

Del mundo antes de la pandemia extraño sobre todo las cantinas. Extraño a mis meseros de costumbre, esos cómplices que, como los amigos, en un momento pueden dar su vida para rescatarte de un gran peligro y al siguiente son capaces de dejarte abandonado con una cuenta ya borrosa pero siempre exorbitante. Extraño la música, el ruido, las risas de otras mesas que llegan a festejar el chiste de la propia. ¿Es necesario declarar que de las cantinas extraño la cerveza, los tragos, la coctelería? Pero también: la comida, pues de todas las artes tal vez el maridaje sea el más placentero y sofisticado. Y a mi juicio, no hay dupla mejor que el cantinero y su cocinero para dominar las minucias del arte de combinar tragos y platillos.

Tal vez por esto, mi reciente visita a La Buena Barra fue como el regreso del peregrino al santuario para agradecer el milagro recibido. Y en el caso de La Buena Barra, cada cucharada es un milagro.  Empezando con sus salsas. Desde aquí La Buena Barra expresa sus dos grandes cualidades: respetar los usos y costumbres de las cantinas de la Ciudad de México, pero elevar cada detalle a un grado de sofisticación que raya con el lujo. ¿Dije lujo? Quien lo dude, puede probar la salsa de la casa de La Buena Barra. Una salsa que casi llega a sopa: jitomate, chiles, cebolla, aguacate, queso. Con detalles así, no queda más que abrir los brazos, agotar nuestras reservas de confianza y entregarse a las recomendaciones que Miguel, nuestro mesero, tenga para la tarde.

Ya entrados en confianza, Miguel nos recomienda un par de tragos. Y aquí debo reconocer que no estaba preparado para lo que llego a nuestra mesa. La coctelería de La Buena Barra es desenfadada, divertida, hipercreativa, algo literal, pero sobre todo deliciosa. Sus tragos buscan sorprenderte y para hacerlo no dudan de emplear burbujas, humo, frutas, paletas, vasos extravagantes y combinaciones exactas de espíritus, jugos y líquidos vitales.

 

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Probamos su Octopus Hug, ginebra servida con curaçao, cítricos y arándano, con una burbuja de humo que simula la cabeza de un vaso-pulpo. El coctel se completa con una paleta de caramelo que se puede cubrir con trocitos de frambuesa.

Olaf es un trago más atrevido aún. Este drink viene servido en un ¿cuerno vikingo? y se trata de una mezcla de espadín joven con jugo de piña tatemada(!!!) y cítricos, acompañado de tocineta frita. La combinación funciona a niveles asombrosos.

¿Qué sería de una cantina sin un plato de tacos al centro de la mesa? ¿Qué platillo nos daría vigor para seguir la tarde entre más pláticas, tragos y amigos? Eso sólo lo logran los tacos. Y los tacos de filete de la buena barra son inmejorables. Corrijo. Una vez que se le ha agregado un poco de tuétano, ahora sí ya son inmejorables: carne jugosa y con gran sabor, tortilla ligerita y esa cremosidad deliciosa del tuétano.

Seguimos con más tacos. Con ustedes: el Señor taco de jaiba de La Buena Barra.

 

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En este taco se nota la minuciosidad de los cocineros de esta gran cantina contemporánea. La jaiba llega suave y a la vez crunchy y las mayonesas de habanero, serrano y chiles secos que lo acompañan aderezan el taco con una acidez en-su-pun-to. Acompañar esta maravilla con unas muchas gotas de limón siempre es recomendable.

Pero estos tacos fueron tan sólo el inicio. Los platos fuertes de La Buena Barra estaban por deslumbrarnos y enamorarnos ya para siempre. Su pulpo a las brasas me hizo conocer el pulpo en su mejor presentación: carne suave por dentro, firme por fuera: al dente! No exagero al decir que aquí cocinan al pulpo a la perfección. Tan sólo vean esta obra maestra:

Finalmente: la carne, la vital proteína, el corte exacto, la sangre de mi sangre. Los cortes de La Buena Barra vienen de Sonora. Y es inevitable notar la calidad del ganado en su grasa y suavidad. Además, los maestros parrilleros realizan una labor dedicada y entregan el corte en el punto exacto para disfrutarlo.

Nota para Fernando del futuro: Tienes que regresar a La Buena Barra y probar su caña de filete al mezcal sobre bloque de sal. Sólo vean esta maravilla:

Pero en esta ocasión tuvimos que reservar un espacio para el postre. Otro clásico más de la CDMX que aquí han reinterpretado con su particular estilo. El churro llega aún enroscado, dispuesto para ser cortado y preparado por uno mismo. Los dips de chocolate y cajeta son el broche de oro de este festín digno de los más experimentados glotones.

La Buena Barra es mucho más que buena. Es un lugar excelente en todos los aspectos. La atención: inmejorable. Esta cantina contemporánea tiene todo para convertirse en tu lugar favorito para una celebración, una reunión de amigos o un trago después de la oficina. Su carta es lo suficientemente amplia como para invitarnos a regresar y seguir descubriéndolo. Todo su personal sigue estrictamente todas las medidas de sanidad y cuentan con terraza, servicio a domicilio y reservación vía web.

Menú, precios, horario y teléfono aquí.

Galeria La Buena Barra Polanco